El término duelo suele asociarse con fallecimientos de seres queridos. Esto es una realidad: una de las experiencias más dolorosas de la vida es la pérdida de personas significativas para nosotros. No solo es un evento tremendamente triste en muchos casos, sino que implica muchas otras cosas, desde tener un impacto en nuestra vida, nuestras rutinas, nuestro proyecto vital… hasta romper nuestro sentido de la justicia, de la seguridad personal…

Si bien este proceso es algo natural y experimentar todo tipo de emociones en estas circunstancias forma parte de la vida, hay diversos motivos que pueden llevarnos a solicitar ayuda profesional durante un proceso de duelo. Cuando esta pérdida se produce en circunstancias más inesperadas o fruto de algo muy injusto, inesperado, traumático, etc. nuestra capacidad para afrontar este duelo y de incorporar lo sucedido en nuestra vida y nuestra visión del mundo se puede complicar. Además, la relación que tengamos con esta persona y con lo sucedido puede tener una gran influencia, ya que es normal experimentar culpa, enfado, alivio y un gran abanico de emociones en estas circunstancias, pero con frecuencia nosotros mismos o las personas de nuestro entorno no comprendemos estas emociones y eso nos lleva a entrar en un círculo vicioso de culpa o autocuestionamientos. En otras ocasiones, nuestras dificultades para aceptar lo sucedido nos pueden llevar a darle vueltas sin parar, repasar una y otra vez lo sucedido, revisitar si podríamos haber hecho algo diferente, etc. entrando así en un patrón del que es muy difícil salir.

Algunos de los factores que más pueden complicarnos afrontar un proceso de duelo de manera saludable es chocarnos con la incomprensión de nuestro contexto acerca de lo que ese evento ha significado para nosotros. Por ejemplo, los procesos de duelo perinatal (durante el embarazo o al poco tiempo de nacer el bebé) suelen ser complicados al no encontrar a veces el apoyo, comprensión y respeto del entorno ante un proceso que es muy delicado. El fallecimiento de una mascota puede generar sentimientos de culpa al sentir que es “ridículo” experimentar malestar por algo así, pese a que nuestro vínculo fuera muy significativo. 

Además, el término duelo también sirve para referirse a otro tipo de pérdidas significativas en nuestra vida no necesariamente ligadas a fallecimiento. Por ejemplo, también podemos hablar de duelo cuando nos referimos a rupturas de relaciones de pareja, de amistad, a finalizar una relación laboral, cuando desarrollamos un proceso de enfermedad irreversible que nos limita o tenemos que aceptar que ciertas cosas de nuestra vida o nuestro cuerpo no volverán a ser como antes.

La cantidad de situaciones o circunstancias que nos llevan a atravesar un proceso de duelo son innumerables, y la cantidad de factores que influyen en cómo afrontemos esta experiencia a corto y largo plazo también es grande. Por este motivo, si observas que te está costando “pasar página” o afrontar alguna situación vital difícil de manera saludable, no dudes en pedir ayuda a nuestras profesionales que te ayudarán a entender mejor lo que te está pasando y asesorarte sobre mejores herramientas para afrontarlo.

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