Dietas milagro y atracones: cómo las redes sociales influyen en nuestra relación con la comida
/Vivimos en una era donde la obsesión por el cuerpo perfecto y el peso ideal está en su punto más álgido. En este contexto, los trastornos de la conducta alimentaria, como el trastorno por atracón (TA), han cobrado una relevancia alarmante. Las redes sociales juegan un papel clave al amplificar estos ideales de cuerpos “esculpidos”, soluciones rápidas y dietas milagrosas, creando una espiral que no solo promueve estándares inalcanzables, sino que también afecta notablemente a nuestra salud mental y emocional.
¿Alguna vez has probado una dieta rápida sacada de las redes sociales o te has sentido presionado por lograr el cuerpo “perfecto” que todos muestran online? No estás solo. Muchas personas caen en un ciclo agotador en su intento por perder peso, un ciclo que, aunque aparentemente es invisible, puede tener un impacto emocional profundo.
En este post, exploramos cómo el trastorno por atracón está relacionado con las dietas restrictivas y cómo las redes sociales refuerzan este patrón.
¿Qué es el Trastorno por Atracón?
El trastorno por atracón es uno de los trastornos alimentarios más comunes, pero también de los menos comprendidos. No se trata solo de comer de más en ocasiones; este trastorno va más allá y se caracteriza por:
Episodios de atracones: comer grandes cantidades de comida en poco tiempo, sin poder controlar el impulso.
Emociones negativas: después del atracón, suelen aparecer sentimientos de culpa, vergüenza y arrepentimiento.
Ausencia de conductas compensatorias: a diferencia de la bulimia, no hay intentos de compensar el atracón con ejercicio extremo o vómitos.
Dietas milagro: el camino rápido a la frustración
Las famosas dietas milagro prometen perder peso rápido, pero a menudo están basadas en restricciones extremas como eliminar carbohidratos o reducir drásticamente las calorías. Son irresistibles, especialmente cuando vivimos en una sociedad que prioriza la inmediatez y la rapidez, sobre todo en cuanto a la imagen corporal.
¿Por qué las dietas milagro son tan atractivas?
Vivimos en un mundo donde la delgadez es sinónimo de éxito y belleza, y las redes sociales no hacen más que intensificar esta presión. Las imágenes de influencers o celebridades con cuerpos “perfectos” se presentan como algo alcanzable a través de estas dietas, creando una ilusión de facilidad. Sin embargo, lo que ocurre es que estas soluciones rápidas son insostenibles, lo que lleva a la frustración. Cuando los resultados no llegan, el sentimiento de culpa crece, y esto puede activar un ciclo de atracones.
El ciclo peligroso: restricción, atracón, culpa y nueva restricción.
Restricción: te embarcas en una dieta que limita gravemente lo que puedes comer. Ya sea eliminando carbohidratos y azúcares o simplemente comiendo muy pocas calorías, tu cuerpo comienza a sentir hambre. Más aún, tu cerebro empieza a obsesionarse con los alimentos "prohibidos".
Ansiedad y hambre: la restricción prolongada genera ansiedad. Piensas constantemente en la comida. El hambre se vuelve más intensa y difícil de ignorar. El cuerpo comienza a enviar señales de que necesita los nutrientes que le estás quitando.
El atracón: al no poder resistir más, se llega al atracón. Comes en exceso, a menudo con la sensación de que no puedes detenerte, buscando aliviar la tensión y el malestar emocional. Este comportamiento busca aliviar la tensión y el malestar emocional a corto plazo
Culpa y vergüenza: después del atracón, se instala el sentimiento de culpa. Piensas “he fallado” y te prometes comenzar de nuevo, solo para volver al ciclo de restricción. Y aquí es donde el ciclo comienza de nuevo: restricción, atracón, culpa… repitiéndose una y otra vez.
Algunas variables disposicionales del Trastorno por Atracón: ¿por qué sucede?
No todas las personas que siguen dietas restrictivas desarrollan un trastorno por atracón, pero existen disposicionales (una aclaración: en psicología, una variable disposicional se refiere a un rasgo o característica ya sea del contexto o de persona en sí misma, que puede influir en su comportamiento o en su forma de reaccionar ante determinadas situaciones). Algunas de estas son:
Historia de dietas restrictivas
Cuando una persona sigue varias dietas restrictivas a lo largo de su vida, o crece en un entorno donde estas dietas son comunes, puede desarrollar una relación problemática con la comida. En este contexto, las emociones y el control sobre lo que se come se convierten en aspectos clave de su bienestar. ¿Por qué ocurre esto?
Desde una edad temprana, los mensajes y el entorno en el que una persona crece tienen un impacto significativo en su forma de pensar y comportarse. Estos mensajes crean una serie de reglas verbales internas, muchas veces inconscientes, que se mantienen a lo largo del tiempo si no se abordan. En un ambiente donde se promueve constantemente la idea de que ciertos alimentos, como la bollería industrial, son "malos" y que ser delgado es "lo correcto", se construyen asociaciones entre ciertos estímulos y respuestas emocionales.
Por ejemplo, al escuchar repetidamente que "estar gordo es malo" y que "estar delgado es lo ideal", se crean reglas mentales que vinculan el ser "gordo" con una sensación negativa y el ser "delgado" con algo positivo. Lo mismo ocurre con los alimentos. Los mensajes que indican que alimentos como las chucherías o los bollos deben evitarse porque son "no saludables" hacen que se asocien con una respuesta emocional de rechazo o culpa.
Estas reglas verbales no solo afectan cómo percibimos ciertos alimentos, sino que también pueden llevar a la restricción excesiva. La constante prohibición de ciertos alimentos en la dieta puede desencadenar, paradójicamente, un episodio de atracón. Cuando se nos restringe algo, nuestro cuerpo, de manera biológica, puede generar un deseo más fuerte por esos alimentos prohibidos. Cuanto más nos privamos, más intensas se vuelven las ganas de comer lo que hemos evitado, creando así un ciclo difícil de romper.
Ser mujer
Normalmente, se espera que las mujeres sean delgadas y sigan ciertos estándares de belleza poco realistas. Esta presión genera la necesidad de controlar lo que se come y, muchas veces, seguir dietas restrictivas para alcanzar ese ideal.
Sin embargo, el intentar cumplir con estos estándares puede desencadenar un ciclo peligroso: la restricción excesiva de alimentos provoca una sensación de privación, y cuando ya no se puede resistir, llega el atracón. Este patrón se ve reforzado por los medios de comunicación, las redes sociales y la cultura popular, que perpetúan la idea de que solo un cuerpo delgado es "aceptable".
Presión social y estigma del peso
Las personas que sienten que deben cumplir con los estándares sociales de belleza, especialmente en una sociedad peso centrista, suelen experimentar altos niveles de insatisfacción corporal. Es fundamental recalcar que actualmente la gordofobia esta también presente en nuestra sociedad, una forma de discriminación basada en el peso, que refuerza la idea de que los cuerpos grandes son menos validos o inadecuados. Esto no solo afecta de manera notable a quienes lo sufren y a su autoestima, si no que también contribuyen a la aparición de los trastornos alimenticios, y fomenta conductas restrictivas como mecanismo de adaptación social y por consecuente hace también que seamos más susceptibles a caer en el ciclo de dietas restrictivas y atracones, en un intento de ajustarnos a esos ideales.
La promesa de alcanzar el cuerpo "ideal" mediante la eliminación de ciertos alimentos y el control estricto de la ingesta, puede parecer la solución en un principio. Sin embargo, este tipo de comportamiento restrictivo no solo es insostenible, sino que también puede aumentar la vulnerabilidad a los episodios de atracón. La constante preocupación por el peso y la necesidad de cumplir con estándares ajenos pueden generar un sentimiento de frustración y ansiedad, lo que lleva a la persona a comer en exceso como una forma de lidiar con esas emociones intensas.
Redes sociales: la influencia oculta en los trastornos alimentarios
Las redes sociales han transformado cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con nuestra imagen corporal. Aunque estas plataformas pueden ser herramientas positivas, también albergan un entorno tóxico para la salud mental y alimentaria, especialmente por:
Idealización de cuerpos irreales: las imágenes editadas y los filtros crean estándares de belleza imposibles de alcanzar. Esto genera insatisfacción corporal, un factor de riesgo clave para el desarrollo del TA.
Promoción de dietas milagro: influencers, celebridades y marcas suelen promover planes de alimentación extremos sin base científica, disfrazados de “hábitos saludables”. Estas dietas son accesibles y tentadoras, especialmente para jóvenes.
Comparación constante: las redes fomentan una comparación continua entre usuarios, reforzando sentimientos de insuficiencia y presión para cambiar la apariencia física.
Contenido desinformado: vídeos y publicaciones sobre “cómo perder peso rápido” o “transformaciones corporales” a menudo omiten los riesgos asociados y perpetúan ideas dañinas sobre la alimentación.
Las redes sociales no solo nos exponen a los estándares de belleza poco realistas, sino que también refuerzan constantemente estos ideales a través de likes, seguidores y comentarios. Si alguna vez has recibido un comentario positivo sobre cómo te ves después de perder peso, es probable que hayas sentido una validación momentánea. Esta retroalimentación, aunque placentera, puede reforzar la conducta de seguir dietas restrictivas, sin considerar el impacto emocional a largo plazo.
¿Por qué las redes sociales aumentan el riesgo del Trastorno por Atracón?
Desde la perspectiva conductual, las redes sociales actúan como un entorno que refuerza comportamientos problemáticos:
Exposición a desencadenantes: las publicaciones de comida, cuerpos ideales o consejos de dietas pueden activar pensamientos relacionados con atracones o restricciones.
Refuerzo de creencias disfuncionales: frases como “no hay excusas” o “todo es cuestión de fuerza de voluntad” refuerzan la idea de que fallar en una dieta es un problema personal, no sistémico.
Validación social: las personas que publican sobre sus transformaciones o dietas milagro reciben aprobación y elogios, reforzando la idea de que el valor personal depende del cuerpo.
Rompiendo el ciclo: ¿cómo podemos salir de este laberinto?
Es importante que entendamos que el trastorno por atracón no es simplemente una cuestión de "falta de control". Es un trastorno complejo influenciado por factores emocionales, sociales y conductuales. Si te encuentras atrapado en este ciclo, romperlo es posible. Aquí te dejo algunas estrategias:
Abandonar las dietas milagro: las soluciones rápidas solo generan más problemas a largo plazo. Es fundamental adoptar una dieta equilibrada, adaptada a tus necesidades, y, si es necesario, con la ayuda de un profesional como un nutricionista.
Practicar la alimentación consciente: escuchar a tu cuerpo, comer de manera consciente y no juzgar lo que comes puede ayudarte a recuperar el control sobre tu relación con la comida.
Evitar seguir perfiles en redes sociales que te comparen: las redes sociales tienen un poder increíble para moldear nuestra percepción de la belleza y el cuerpo ideal. Si te encuentras siguiendo cuentas que te hacen sentir mal contigo mismo o te impulsan a seguir dietas extremas, ¡es momento de desconectarte! Evita seguir perfiles que refuercen la presión de alcanzar un estándar físico poco realista. En su lugar, rodéate de contenido que celebre la diversidad de cuerpos, promueva la salud mental y emocional, y que fomente el bienestar general, no solo la imagen perfecta.
Ponerse en manos de un nutricionista: un nutricionista especializado puede proporcionarte una guía clara para adoptar hábitos alimenticios más saludables, sin recurrir a dietas extremas. Ellos pueden enseñarte cómo nutrir tu cuerpo de manera equilibrada y personalizada, respetando tus necesidades individuales, sin que te sientas restringido o culpable por lo que comes.
Buscar apoyo profesional: si sientes que no puedes manejarlo solo, buscar la ayuda de un psicólogo puede ser crucial para romper el ciclo y reconstruir una relación saludable con la comida.
Conclusión: El camino a una relación sana con la comida y el cuerpo
El Trastorno por atracón es solo un reflejo del impacto que tienen las dietas restrictivas , las redes y las presiones sociales en nosotros, como influyen de manera significativa en nuestra salud mental y emocional, de lo que supone estar expuestos continuamente a estándares irreales sumado a la necesidad de encontrar soluciones rápidas a aquello que nos incomoda. Todo ello acaba arrastrándonos a un ciclo de frustración , culpa y descontrol, que interfiere en nuestras vidas, sin embargo es posible romper estos patrones desajustados y recuperar una relación sana con la comida y con nuestro cuerpo.
Podemos empezar a cuestionar los mensajes que recibimos sobre alimentación e imagen corporal, entendiendo que la salud no se mide en kilos o en tallas únicamente. Abandonar las dietas milagro, practicar la alimentación consciente y rodearnos de información basada en el bienestar integral, nos ayuda a salir de este bucle de malestar. Además, buscar apoyo, en profesionales como nutricionistas o psicólogos si lo necesitas, siempre es una opción.
No se trata de tener el control sobre lo que comemos ni de alcanzar la perfección inexistente, si no de aprender a escuchar a nuestro cuerpo, respetándolo y priorizando nuestro bienestar. Si te sientes reflejado en este post, recuerda que el cambio es posible. Cada paso que das es un avance, el primero es tomar conciencia. ¡Confía en ti y en tu proceso!
Dara Melián Torres
Psicóloga graduada por la Universidad de La Laguna, con formación especializada en Psicología General Sanitaria a través de la Universidad Europea de Madrid, y un máster adicional en Intervención Psicológica Infanto-Juvenil por la Universidad de La Rioja. Siempre me ha motivado comprender cómo influyen nuestras experiencias y emociones en la manera en que nos relacionamos con el mundo. Esta vocación me ha llevado a enfocarme especialmente en el trabajo con población infanto-juvenil, acompañando procesos de desarrollo emocional y conductual desde una perspectiva empática y profesional. Creo firmemente en el valor de la formación continua y el compromiso con cada persona como base para ofrecer una atención individualizada y de calidad.
María Jiménez López
Psicóloga graduada por la Universidad Cardenal Cisneros (CES) con un Máster en Psicología General Sanitaria por la Universidad Europea de Madrid (UEM). Elegí estudiar Psicología porque me apasiona entender el comportamiento humano y descubrir las razones detrás de nuestras acciones. Estoy convencida de que la formación continua es clave para brindar el mejor apoyo, por lo que mi objetivo es seguir especializándome en Análisis Funcional de la Conducta.