¿Cómo superar con éxito la preparación de una oposición sin morir en el intento?

En la actualidad, es muy habitual haberse planteado alguna vez en la vida la posibilidad de prepararse una oposición o estar, de hecho, preparándosela. Y es que sacarse una oposición supone conseguir una estabilidad profesional y económica que, como es comprensible, muchas personas buscan tener. Sin embargo, cuando se da el paso de prepararse una oposición suelen aparecer obstáculos que, muchas veces, ni siquiera se esperaban. Y es que tomar la decisión de prepararse para unas oposiciones suele conllevar un cambio a nivel vital tan grande y con tantas implicaciones en las diferentes áreas de la vida que es habitual que los opositores se enfrenten a grandes desafíos durante esta etapa. Dificultades para organizarse y dedicar el tiempo y esfuerzo necesarios mientras se trata de conciliar (si es que eso se puede conseguir) la vida familiar, social y laboral con la preparación de la oposición, dificultades para sostenerse económicamente durante el periodo en el que son opositores, presiones de muchos tipos para obtener el ansiado “puesto fijo para toda la vida”, incertidumbre y dudas sobre si realmente lo conseguirán, y un largo etcétera. 

Además de estas dificultades, habituales para todas aquellas personas que se preparan para enfrentar una oposición, hay que sumarle muchas otras cuestiones que son estructurales y que influirán también en el desarrollo de este proceso y para las que muchas veces no se está tan preparado porque se alejan mucho de lo vivido en otras circunstancias vitales. Por ejemplo, ¿cómo prepararte un examen que no sabes cuándo será, o incluso, si será en los próximos años? ¿Cómo encajar el golpe si te quedas a unas décimas de conseguir una plaza? ¿Y si te cambian el examen varias veces cuando ya pensabas que lo ibas a hacer y te lo quitabas de encima por fin? Estos son solo ejemplos muy concretos de la cantidad de variables que pueden entrar en juego cuando uno se prepara una oposición y que, de una manera o de otra, tienen un impacto en el bienestar y salud psicológica de los opositores. 

Y es que el proceso de oposición está a merced de decisiones que se toman desde organismos públicos que llevan sus propios tiempos y trámites lo cual, en muchas ocasiones, termina repercutiendo de manera negativa en la preparación del opositor: convocatorias que no está claro cuándo se harán y que pueden pasar años hasta que se especifica cuándo será el exámen, o que se retrasan y no se sabe bien hasta cuándo o exámenes cuya fecha exacta se avisa con pocas semanas de antelación; dificultades o errores en los trámites que hacen que el proceso de oposición se complique; cambios en las leyes que incluyen o excluyen temarios que a lo mejor el opositor ya se estaba preparando; oposiciones con temarios abiertos que dejan mucho margen a la incertidumbre sobre qué contenido estudiar y qué no, etc.

Podríamos seguir mucho tiempo enumerando la cantidad de variables que complejizan el día a día de los opositores, pero vamos a poner el foco mejor en qué podemos hacer con todo esto, cómo podemos ayudar a aquellas personas que quieren, a pesar de todas estas dificultades, conseguir su objetivo de sacar la oposición, y trataremos de dar algunas pinceladas que puedan ser de utilidad. Para ello, vamos a dar un paso atrás para contextualizar en qué consisten las oposiciones y qué variedad de pruebas se suelen preparar las personas que opositan (aunque como es un tema tan extenso, nos centraremos en las más comunes), así como las implicaciones que puedan tener a nivel psicológico.

Tipos de pruebas en las oposiciones y sus implicaciones psicológicas

  • Pruebas teóricas: quizás son las más conocidas o las que antes nos imaginamos cuando pensamos en una oposición. Suelen suponer un trabajo muy grande de organización del tiempo de estudio, de concentración, de motivación y de implicación, pues suelen requerir una dedicación muy grande para memorizar temarios muy extensos. Durante todo este proceso se requerirá de la puesta en marcha de herramientas a nivel psicológico para ser constante con el estudio, automotivarse, organizarse e incluso para maximizar la capacidad memorística. 

  • Pruebas físicas: muchas oposiciones incluyen entre sus exámenes pruebas físicas muy diversas que la persona tiene que afrontar y que les puntuará más o menos en función de lo que consigan. Desde pruebas de velocidad en carrera a pruebas de fuerza o de agilidad, entre otras. En ocasiones, prepararse estas pruebas supone un reto a nivel psicológico muy grande: desde manejar los propios pensamientos para que sean facilitadores y luchar contra los temidos “no puedo”, “para”, “está siendo muy duro”, “no voy a conseguirlo”..., hasta conseguir vencer la procrastinación cuando los entrenamientos están siendo duros y acudir a ellos, o conseguir encajar bien una lesión cuando se tiene una presión temporal detrás. Hay muchas variables psicológicas implicadas cuando hacemos deporte y tener herramientas para afrontar bien los entrenamientos puede ser un punto de inflexión importante en la preparación de unas pruebas físicas de una oposición. 

  • Psicotécnicos: son pruebas en las que se miden diferentes parámetros como el razonamiento, la capacidad visuoespacial o la rapidez cognitiva. Suelen ser pruebas en las que la presión temporal puede jugar malas pasadas y en las que se requiere de un entrenamiento adecuado en la toma de decisiones rápidas y efectivas. Y estas variables se acrecientan mucho más cuando uno se encuentra en el día de la oposición, y no en un mero entrenamiento. Tener la capacidad de gestionar emocional y racionalmente la prueba requiere muchas veces un entrenamiento a nivel psicológico importante. 

  • Exposiciones ante un tribunal: en muchas oposiciones hay pruebas que consisten en exponer, delante de un tribunal, bien uno de los temas cantados, bien un proyecto que se haya tenido que elaborar previamente. Este tipo de exposiciones suelen conllevar la presión por el juicio ajeno que se está viviendo en el propio momento. También muchas veces suponen una dificultad por el propio hecho de tener que exponer algo en público, apareciendo mucho miedo y mucha ansiedad. Ser capaz de enfrentarse a una audiencia evaluadora sin perder la compostura y con un nivel de ansiedad ajustado a la situación es un objetivo que muchos opositores tienen cuando acuden a una consulta psicológica.

Somos conscientes de que hay muchas otras pruebas pero nos queremos centrar en las más básicas o habituales para que la entrada de blog no sea excesivamente larga o tediosa. Pero llegados a este punto, quedan claros varios puntos: 

  1. Las oposiciones son un proceso complicado que conlleva enfrentarse a muchos desafíos y obstáculos.

  2. Es verdad que muchas de las dificultades tienen que ver con cómo están construidas las oposiciones y con variables estructurales como los procesos burocráticos, los retrasos en las convocatorias, los tipos de exámenes que se hacen, los criterios para aprobar o dar una mejor o peor calificación, etc. que muchas veces no dependerán del control de los opositores.

  3. Pero hay otra parte de esos desafíos que están relacionados con la gestión psicológica que se hace de las pruebas y su preparación, así como del afrontamiento de estos problemas estructurales sobre los que no se tiene control directo. Y es aquí justo donde se puede poner el foco de trabajo, en construir una base de herramientas de afrontamiento sólida que facilite al opositor enfrentarse a este proceso con éxito.

Pero, ¿qué se puede hacer entonces para desarrollar esas herramientas psicológicas? Vamos a ver diferentes aspectos sobre los que se suelen trabajar estrategias necesarias para sacar con éxito una oposición.

¿Cómo conseguir un estudio más eficiente?

Organízate y acota el tiempo dedicado a la oposición

Cuando todo es tiempo de oposición, nada es tiempo de oposición. Es una trampa que favorece que, por un lado, pospongamos ponernos con aquellas tareas que más nos cuestan o que nos parecen más tediosas, y, por otro lado, termina favoreciendo que dediquemos todo el día a dar vueltas y vueltas a las tareas de la oposición sin que realmente seamos eficientes y sin permitir que dediquemos nuestro tiempo a otras cosas que puedan ayudarnos a recargar pilas como nuestros hobbies o pasar tiempo con nuestros seres queridos. Para evitar que nos suceda esto, será importante establecer un horario concreto para el trabajo en la oposición, que permita acotar qué momentos del día se dedicarán a la oposición y cuáles se tendrán libres o se dedicarán a otras cosas. Este horario deberá ser realista y que tenga en cuenta la cantidad de descanso que se necesite, e incluso se estipule cuánto descanso se tendrá y cuándo. Se suele estimar que las personas podemos mantener la concentración en el estudio por periodos de aproximadamente unos 45 - 50 minutos seguidos, tras los cuales será recomendable hacer un descanso de unos 5 o 10 minutos. En esta línea, por tanto, sería poco realista plantearse estudiar muchas horas seguidas cada día porque seguramente el estudio que se hiciera en ese periodo de tiempo sería poco eficiente si no se contemplan los descansos adecuados.

Proponte más objetivos procedimentales que basados en un resultado concreto, y cuanto más pequeños mejor

Cuando nos proponemos objetivos de resultados muchas veces cometemos el error de exigirnos conseguir un resultado concreto que no depende directamente de nuestro desempeño o, en el caso de que dependa, muchas veces infraestimar el tiempo que nos va a llevar conseguirlo y solemos además establecer objetivos más grandes.

Pongamos un ejemplo: Laura tiene que estudiar 20 temas para su oposición, y se propone estudiar un tema a la semana. Sin embargo, hay temas que tienen más páginas y otros que tienen menos, unos que le llevan más tiempo y otros que le llevan menos. Además, por el camino, se da cuenta de que la semana que tiene la menstruación tiene muchas más dificultades para concentrarse y por tanto, es una semana que le cunde menos. ¿Qué sucede con sus objetivos? Que poco a poco se da cuenta de que algunas semanas no lo consigue y se desmotiva, porque hay variables a la hora de estudiar esos temas que no dependen directamente de su esfuerzo o que requieren de más tiempo del que ella ha estipulado. Si en su lugar Laura se planteara objetivos que fueran procedimentales y más pequeños, posiblemente se vería más capaz de conseguirlos. Por ejemplo, Laura podría proponerse  objetivos como dedicar 50 minutos a repasar lo estudiado el día de antes con 10 de descanso (hasta donde llegue), 2 horas al estudio en intervalos de 50 minutos y 10 minutos de descanso, y 2 horas siguiendo este mismo esquema a realizar resúmenes de lo estudiado ese día. De esta manera, se está proponiendo objetivos procedimentales que dependen en mayor medida de su desempeño, y no objetivos de resultado que dependen de otras variables que son menos controlables (ej. la cantidad de cansancio que se tenga). 

Esto aplica igualmente en la preparación de las pruebas físicas, y en la generación de un hábito de entrenamiento que sea constante y adecuado para llegar a conseguir un rendimiento adecuado, basado en objetivos ajustados y adecuados. Si notas que esto es algo que te cuesta, te dejamos por aquí esta entrada de blog en la que hablamos de cómo conseguir este objetivo

Realiza una buena preparación antes de ponerte a estudiar y aleja todo lo posible las distracciones

Puede ser de gran ayuda preparar todo el material que se necesite antes de sentarse en la mesa, e incluso alejar los distractores como el teléfono móvil, tablet, etc. Cuando se trata de estudiar o preparar ciertas pruebas usando el ordenador, puede ser de utilidad hacer también una labor previa de control de distractores (por ejemplo crear una sesión en la que se limite el acceso a juegos o ciertas páginas web). Por tanto, la idea será que el tiempo de estudio se pueda favorecer un clima de mayor concentración, en el que no haya que estar levantándose todo el rato a por cosas que nos falten como libros, apuntes o lo que sea, y en el que no tengamos fácilmente accesibles aquellos otros factores que pueden ser una distracción.

Mantén tiempos de ocio y tiempo libre para desconectar de las oposiciones

Muchas veces nos encontramos con consultantes opositores que terminan reduciendo su vida a la oposición y dejando de hacer otras cosas, y es normal que esto pueda suceder porque en este proceso se experimenta mucha presión e incluso mucha culpa cuando se siente que no se está haciendo tanto como “se debería” si se hacen otras cosas. Y la realidad es que el proceso de preparación de una oposición es tan desgastante que se necesita encontrar un equilibrio entre el estudio y, si es el caso, el entrenamiento, y la realización de actividades gratificantes que permitan relajarse y recargar las pilas. Y es que la preparación de una oposición va mucho más allá del tiempo en el que se está delante de los libros. Incluye también cómo cuidamos de nuestra salud mental, cómo recuperamos las fuerzas y descansamos, así como el trabajo que se hace personal para entrenar todas las herramientas psicológicas que se necesitan para afrontar ese proceso. También es darse permiso para recomponerse tras una caída o permitirse tener días mejores, en los que cunde más y días más difíciles en los que se progresa menos.

Trabajar la capacidad de memorización

Hay muchos ejercicios y estrategias que pueden ayudarte a mejorar la capacidad de memorización y hacer que tu estudio sea más eficiente. Asimismo, hay variables como el estrés, la activación o ansiedad o el bajo estado de ánimo que puede influir de manera negativa en la capacidad que experimentas para memorizar. En esta entrada de blog te explicamos cómo y qué puedes hacer al respecto

¿Cómo manejar los pensamientos y rumia durante todo el proceso?

Por lo general el proceso de opositar suele conllevar una exposición muy alta a situaciones complicadas: cargadas de incertidumbre, con mucha presión por hacerlo bien, con mucha competitividad y una constante evaluación. Gestionar todas estas situaciones y que no nos terminen generando un nivel muy alto de estrés puede llegar a ser complicado, y uno de los síntomas que más se suelen experimentar es la rumia o dificultad para dejar de darle vueltas a lo sucedido o anticipar lo que puede pasar (normalmente cuando es algo negativo). Esto muchas veces tiene un potente efecto negativo porque cómo nos hablamos, va a influir en cómo nos sentimos y en cuánto de capaces nos consideramos para afrontar las cosas que nos pasan. En esta entrada de blog profundizamos un poquito más en las causas de que desarrollemos un autodiálogo negativo y en cómo manejarlo. 

Si crees que te está pasando esto, que te cuesta mucho no rumiar en el día a día con temas relacionados con la oposición y que esto empieza a afectarte, te proponemos algunas pautas que puedan serte de utilidad: 

  • Trata de poner el foco también en reconocerte los objetivos que estás consiguiendo y no solo en las cosas que te están costando o están siendo más difíciles de conseguir. 

  • Intenta transformar la rumia o el machaque sobre aquellas cosas que no estés consiguiendo en algo más constructivo: ¿Cómo podría mejorarlo? ¿Puedo pedir ayuda a alguien? ¿Qué pasos puedo dar para avanzar en estas habilidades que me faltan? Intentando que se convierta en pasos concretos y que sean realizables, o que puedas obtener la ayuda que necesites y armándote de paciencia porque muchas veces este tipo de mejoras, requiere de tiempo. 

  • Dedica a este análisis un tiempo concreto y acotado en el día, tratando de no pensarlo el resto del tiempo. Y si te viene a la cabeza puedes, por ejemplo, recordarte a ti mismo que tienes ese otro rato al día para poder pensar sobre ello. 

  • Analiza si hay alguna cosa que estés evitando enfrentar porque te dé miedo y sea una de las cosas que están rondándote la cabeza todo el rato (por ej. no me atrevo a prepararme la presentación porque me da miedo hablar en público y se va acercando el día de la presentación). Si esto es así, posiblemente esta rumia esté ahí porque tienes que conseguir enfrentar esa situación que te da miedo. A veces necesitarás ayuda externa o de un profesional para conseguir vencer estos miedos cuando son muy intensos. 

¿Cómo conseguir automotivarse, incluso aquellos días en los que sea más difícil?

Se ha hablado mucho sobre la motivación y muchas veces podemos encontrarnos mensajes erróneos que, lejos de ayudarnos a estar más motivados, nos generan culpabilidad y la sensación de que no lo estoy haciendo como me gustaría porque no me estoy “esforzando lo suficiente” o no tengo suficiente “fuerza de voluntad”, terminando por desmotivarnos todavía más y fomentando que tiremos la toalla con aquello que estamos enfrentando. Y es que la motivación no es algo que emana o aflora de nuestro interior y que depende de cuántas ganas le pongamos a las cosas. 

Que nos sintamos más o menos motivados para realizar una tarea determinada dependerá en cierta medida de factores externos y ajenos a nuestro control, como por ejemplo qué tipo de tarea es, si me resulta más o menos agradable, si es más o menos repetitiva… ¿Quiere esto decir que no podemos hacer nada por cambiar nuestro nivel motivacional? No, hay muchas cosas que podemos hacer para automotivarnos, porque hay otras variables que sí que podemos controlar.

Cómo me represento la tarea antes, durante y después de realizarla

Ya hemos hablado de la importancia que tienen las palabras y cómo nos hablamos en cómo nos sentimos. Pues con las cosas que hacemos pasa algo parecido, e influye en cuántas ganas sentimos para realizar la tarea. Si me focalizo en anticipar los aspectos negativos, por ejemplo cuánto sufro haciendo ese entrenamiento de carrera, me costará más ir a entrenar que si consigo poner el foco en anticipar las consecuencias positivas que tendrá para mi: si lo consigo luego me sentiré muy orgulloso y además me iré a casa relajado por haber entrenado un día más. Asimismo, si después de haber realizado el entrenamiento o tarea de estudio no soy capaz de reconocerme las cosas que han ido bien o las que estoy consiguiendo (es decir, mis logros) y solo soy capaz de focalizarme en los errores, me será más difícil enfrentarme a ello la próxima vez. Además, cuando nos focalizamos en los errores y nos machacamos por lo que no conseguimos, solemos generarnos sensaciones de culpa muy grandes que, al ser tan desagradables, suelen dejarnos con menos energías y dificultarnos todavía más enfrentarnos a las tareas que tenemos que llevar a cabo.

Cómo me organizo las tareas / actividades que voy a hacer

A veces puedo conseguir automotivarme gracias a hacer cambios en la organización de las cosas que tengo que hacer, tratando de fomentar que nos resulten menos costosas aquellas tareas que más pereza nos dan, que nos resultan más aburridas, o más difíciles:

  • Principio de premack: a veces nos puede ayudar condicionar la realización de algo que nos gusta mucho o que es muy probable que hagamos porque está dentro de nuestra cotidianidad, a la realización de algo que me cuesta más. Un ejemplo muy básico de esto puede ser obligarse a dedicar media hora a la creación de la programación didáctica antes de ponerse a estudiar los temas, cuando el estudio de los temas es algo que ya está consolidado y hacemos sin dificultad (aquí los opositores a profes me entenderán perfectamente de lo que hablo). O condicionar el realizar una rutina básica de ejercicios antes de ponerse con el estudio. A veces podemos condicionar esa tarea más desagradable con una que nos resulte agradable y que forme parte de nuestra rutina como ver una serie o dar un paseo.

  • Empezar por algo que me motive un poco más y, una vez esté concentrado y trabajando, el coste de hacer eso otro que me da más pereza será menor que si tengo que dejar de ver la serie para ponerme con ello.

  • Dividir las tareas más difíciles y costosas en objetivos pequeños distribuidos en el tiempo puede facilitarnos la labor de abordarlas.

Atreverme a enfrentar la tarea una primera vez, aunque sea desagradable y difícil

La siguiente vez, te será menos difícil ponerte con ella porque habrás comprobado que puedes hacerlo. Te ayudará mucho también recordarte esto y saber que poco a poco, irá siendo cada vez menos desagradable esa tarea conforme te vayas exponiendo a hacerla.

Ser capaz de entender mis emociones y darles un espacio

Nuestras emociones tienen un papel importante en cuánto de motivados nos encontramos y en cómo nos enfrentamos a las cosas. Si hemos tenido noticias que nos han hecho sufrir, será normal que nos cueste más enfrentarnos a ir a entrenar o a estudiar la oposición. Comprender esta influencia nos puede ayudar a entendernos mejor y permitirnos estar ese día más flojos, con más dificultad o menos energía, y desde ahí, hacer lo que podamos sabiendo el punto en el que estamos.

¿Cómo gestionar la presión social?

Otro de los desafíos que enfrentan muchas veces los opositores tiene que ver con la presión que pueden recibir o sentir por parte de sus familiares o seres queridos. Al final, el proceso de opositar suele ser tan largo, que es inevitable que todo el contexto esté al tanto y se interesen por saber cómo está yendo la oposición. Esto puede ser una fuente adicional de estrés. Veremos dos de las muchas posibilidades que puede haber por las que la persona se sienta presionada a nivel social.

Miedo a decepcionar o a no conseguirlo y tener que afrontar el momento de reconocérselo al entorno

Este es un miedo que suele aparecer con mucha frecuencia y que muchas veces dificulta enfrentarse a la oposición sin sentir mucho agobio y ansiedad. ¿Qué puedes hacer si sientes que esto te está sucediendo?

  • Plantéate qué parte de tu entorno es realmente un contexto de cuidado y apoyo y qué parte no. Esto será importante, porque seguramente tendrás que manejar este miedo de manera diferente con unos y con otros.

  • Sincérate sobre tus miedos y presiones con tu contexto de apoyo y cuidado. Si les explicas cómo te estás sintiendo y la presión que sientes por no decepcionarle y cumplir con las expectativas que tienen depositadas sobre ti, te podrá ayudar a ajustar esas expectativas con esas personas, y poder transmitirles la realidad del punto en el que te encuentras.

  • Plantéate si es realmente tan importante lo que piense o espere de ti ese contexto que, descubres, que no es tan de apoyo ni de cuidado, y valora si quieres orientar tu vida a satisfacer a esas personas en las expectativas que tengan sobre ti, o si prefieres orientarla a prepararte las oposiciones de la manera en que tú necesites.

Presión por recibir comentarios en relación a cuándo va a conseguir sacarse la oposición, consejos para hacerlo que incrementan el agobio, etc.

Entrena tus habilidades asertivas (aquí tienes una entrada de blog que te será de ayuda) y tu capacidad para poner límites a los demás, hacerles peticiones para que no te hagan ese tipo de comentarios o te pregunten de otra manera sobre la oposición, o para poder expresar tus necesidades de manera más clara y adecuada.

Todas estas pautas pueden ser una guía o una ayuda puntual, y por supuesto no recogen todas las dificultades a las que se enfrentan las personas que deciden prepararse una oposición, pero hemos intentado reflejar las más frecuentes y algunas pautas que sirvan como orientación para manejar esas situaciones. No obstante, si sientes que el problema está haciéndote sufrir o estás teniendo muchas dificultades para manejarlo y encontrarte mejor, será importante que trates de buscar ayuda de un profesional que pueda valorar tu caso individualmente y darte las herramientas que necesites para afrontar la situación que estés viviendo. Desde Libertia podemos ayudarte, puedes ponerte en contacto con nosotras a través del siguiente formulario

Creemos que la preparación de una oposición no solo pasa por el estudio o el entrenamiento físico, sino también por el acompañamiento integral que permita afrontar este proceso con equilibrio, constancia y motivación. Por eso, colaboramos con Objetivo Rendimiento, un equipo especializado en el entrenamiento presencial de opositores, que ofrece una preparación física profesional, personalizada y adaptada a las exigencias de cada prueba. De esta manera, si lo deseas, puedes complementar el entrenamiento físico con un entrenamiento psicológico de calidad que aumente tus posibilidades de éxito.

 
 

Elena Gálvez Delgado

Artículo escrito por Elena Gálvez Delgado | Psicóloga y Responsable de formación


Suscríbete al boletín de noticias